El olfato es el sentido más importante en la apreciación y el placer del vino, ya que buena parte de lo que «saboreamos» simplemente se «huele».
Es desaconsejable aspirar con insistencia el buqué cuando se quiere describir o identificar los aromas de un vino. Por el contrario, es mejor oler el vino con moderación, para evitar el efecto anestésico, y dejar algunosinstantes de reposo entre cada inhalación porque los bulbos olfativos se fatigan rápidamente; es decir; se acostumbran en pocos instantes a lo que sienten y la impresión dejada por un olor disminuye con el tiempo. La cata de vinos es bastante trabajosa, pero vale la pena y este es uno de los pasos más interesantes.
- La «nariz».En un sentido general se denomina «nariz» al conjunto de los olores de un vino. También se usan «aroma» y. «buqué» aunque, desde un punto de vista técnico, se refieren a características diferentes.
- El buqué. Designa los olores cuyo• desarrollo es resultado de la crianza de los vinos en barricas de roble o de su envejecimiento en botellas. La nariz varía en intensidad y en calidad según la edad, la variedad , el origen del vino y su calidad, pero deberá ser siempre limpia; es decir; sin olores desagradables. «Cerrado» y «poco expresivo» son términos utilizados para describir vinos que no desprenden todavía demasiado aroma, pero que en opinión del catador se irán haciendo más expresivos con la edad.
Cómo oler el vino:
Hay que oler el vino antes de hacerlo girar en la copa, a continuación imprimir un movimiento giratorio y aspirar de nuevo justo después, mientras el líquido se detiene. Generalmente se advertirá una notable diferencia entre ambos «golpes de nariz».
Los vinos elaborados a partir de variedades nobles poseen olores característicos: la cabernet sauvignon, por ejemplo, recuerda a la mayoría de los catadores el aroma de la grosella, y la gewürztraminer, al litchi. La variedad es el primer elemento que se puede intentar identificar con el olfato. Los olores no asociados a las uvas provienen la mayor parte de las veces de las barricas en las que se han criado los vinos (cedro, vainilla o caramelo, por ejemplo). Cuando los catadores inhalan un vino, alternan aspiraciones rápidas y profundas, vigorosas y suaves.
Hay que oler el vino antes de hacerlo girar en la copa, a continuación imprimir un movimiento giratorio y aspirar de nuevo justo después, mientras el líquido se detiene. Generalmente se advertirá una notable diferencia entre ambos «golpes de nariz».
Los vinos elaborados a partir de variedades nobles poseen olores característicos: la cabernet sauvignon, por ejemplo, recuerda a la mayoría de los catadores el aroma de la grosella, y la gewürztraminer, al litchi. La variedad es el primer elemento que se puede intentar identificar con el olfato. Los olores no asociados a las uvas provienen la mayor parte de las veces de las barricas en las que se han criado los vinos (cedro, vainilla o caramelo, por ejemplo). Cuando los catadores inhalan un vino, alternan aspiraciones rápidas y profundas, vigorosas y suaves.
El vocabulario:
El vocabulario es muy importante a la hora de oler el vino, porque cuando nos expresamos correctamente podemos dar a entender a los demás lo que estamos experimentando y cumpliremos con nuestro cometido: catar el vino y explicar exactamente lo que estamos experimentando. Existe un gran número de términos para describir las impresiones olfativas, pero los no iniciados no suelen emplearlos por falta de práctica. No obstante, por lo general se procede por analogía y no resulta difícil entender términos como «floral» o «frutal» —e incluso «vegetal»— para describir un vino. Así pues, los aromas del vino se clasifican en estos tipos principales:
- Florales: rosa, violeta, acacia, jazmín, azahar.
- Balsámicos: resma, pino, roble, cedro, vainilla.
- Empireumáticos: cocido, matices de asado, pan tostado, café, caramelo, alquitrán, ahumado.
- Químicos: levadura, azufre, esmalte de uñas, vinagre, plástico.
- Minerales: creta, suelo volcánico,tierra, aceite, petróleo, gasolina.
- Otros: nuez, miel, mantequilla.