Ingredientes sobran para elaborar un menú de Nochevieja con label de Enkarterri. Y pueden encontrarse prácticamente todos sin salir de Balmaseda, en la calle Pío Bermejillo. Un local concebido como vinoteca en el que también se ha habilitado un espacio para la degustación. “Para Navidad me están pidiendo cestas. Regalar un queso y un vino puede ser una buena opción”, sugiere Salomé Picasarri, la promotora de un proyecto que se ha adentrado sin reservas a catar “un territorio que es un poco masculino”, en su opinión.
Desafiando los temores que suscitó en su casa la viabilidad del negocio, luchó para hacer realidad el modelo de comercio que había diseñado: un universo enológico adaptado al coqueto local enclavado en pleno casco histórico de Balmaseda. A pesar de que apuesta por promocionar entre sus clientes el producto made in Enkarterri, no renuncia a probar nuevos sabores procedentes del medio centenar de bodegas de todo el Estado con las que trabaja. “Género más exclusivo, elaborado en bodegas de autor a las que los comensales en general no siempre acceden” que se va alternando en las estanterías para ofrecer un escaparate de sabores lo más exhaustivo posible.
Salomé, que procede de una familia de vinateros, cuenta además, con el asesoramiento de familia y amigos también entendidos en la materia. “Hay tanto donde elegir que es complicado tenerlo todo”, asume. Le ayuda todo lo que está aprendiendo desde que Días de vino y más abriera sus puertas. “Las mujeres poseemos un don especial para sacar los olores y matices del vino”, asegura. Lo ha hablado con la impulsora del premiado vino gallego Canción de Elisa, con quien colabora en el negocio vinícola de Balmaseda.
Para saciar esa curiosidad que percibe a su alrededor planea organizar catas en el establecimiento. No solo de vino, sino también, por ejemplo, de cerveza y de algunos de los manjares gastronómicos autóctonos que vende. En el espacio delimitado para la degustación de comida y bebidas disfrutar de una agradable “merienda cena se está convirtiendo en una costumbre que se va haciendo un hueco en Balmaseda, otra forma de ocio alternativa”.
PARA LOS TURISTAS El siguiente objetivo consiste en abrirse paso en el circuito turístico, captando la atención de las personas y grupos que visitan Balmaseda. “Nos encontramos a caballo entre la plaza de San Severino, donde están la iglesia y el ayuntamiento y la zona del Puente Viejo, el museo de historia de la villa y el centro de interpretación del Vía Crucis Viviente”, sitúa Salomé. No obstante, tampoco quiere cegarse con metas ambiciosas en exceso. Ha abierto un perfil de Facebook, pero no contempla poner en marcha una página web. Con los clientes habituales y los que se acercan “tentados por el boca-oreja” le resulta “suficiente para lo que tengo en este momento”. Comida, bebida y también accesorios de cocina para dejar huella en la mesa.
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